viernes, julio 13, 2012

Una experiencia integrativa


Hace poco más de un año y medio, recién completado el Grado en Psicología, estaba buscando un Máster con el que podría seguir mi formación como psicólogo y también como psicoterapeuta. Buscaba algo relacionado con la teoría y la psicología integral, enfoque en el que estoy interesado desde hace años. Al mirar lo que se ofrecía en España, vi que no había nada propiamente dicho integral, entonces me puse a ver qué es lo que más se acercaba. Vi una información sobre el Máster en Psicoterapia Humanista Integrativa del Instituto Galene, en el que se proponía un enfoque integrativo, que reunía elementos del Análisis Transaccional (AT), de la Gestalt, de las teorías de John Bowlby y del trabajo con el duelo terapéutico y me llamó la atención. Me acuerdo de estar dando vueltas sobre los contenidos – no sabía mucho acerca del AT pero de entrada, no me atraía porque me parecía que debía ser algo trasnochado (uno de los libros de referencia, titulado AT Hoy, se escribió hace treinta años). Luego encontré un artículo antiguo de Ken Wilber en el que hablaba de los puntos de encuentro entre la Gestalt y el AT y empecé a interesarme más.

Fui a una entrevista en Madrid con José Zurita, el director del Máster. Me gustó no sólo lo que me contaba sobre el Máster, sino también su manera de ser, cálido y acogedor. Le preguntaba sobre la base teórica del Máster, me habló del AT, de Bowlby y del trabajo con el duelo y yo le conté mi interés por el trabajo de Wilber, que él también conocía. Me comentó que el Máster tenía un componente muy práctico, que en los presenciales se aprendía de manera experiencial (que es lo que yo buscaba después de 5 años de estudios de psicología con la Open University). También le pregunté qué importancia daban a la espiritualidad en el Máster y me decía que era algo que les parecía muy importante, aunque seguía siendo un aspecto sin desarrollar del todo en su enfoque. Unos días más tarde me escribió para decirme que estaba aceptado en el Máster y al poco ya empezó el curso y me volcaba en las actividades que se proponían en la plataforma online. El Máster consiste de 27 módulos, cada uno con su parte teórica y también actividades prácticas y de reflexión para acercar la teoría a la realidad vivida del estudiante. Después del estudio académico del Grado, me resultaban gratos los ejercicios de auto-exploración y los foros para compartir trabajos e impresiones con mis nuevos compañeros. Y efectivamente, a lo largo de este año y medio, he visto que en los 10 encuentros presenciales, había mucho trabajo práctico y aplicado, partiendo de las bases de los distintos enfoques integrados en el curso.

Puedo decir que para mí el Máster supuso una experiencia integrativa por distintos motivos, que intentaré desglosar ahora. Primero me resultó especialmente importante el trabajo con el duelo. En un principio este trabajo fue como cliente guiado por una alumna del segundo curso (hice el duelo de mi madre adoptiva), y luego como cliente guiado por José Zurita a partir de una sesión en un presencial, en la que emprendí el duelo de mi familia biológica. El hecho de haber trabajado estos temas intensamente personales como cliente no sólo me ayudó a entender teóricamente la importancia del apego y del duelo sino también me preparó para hacer yo mismo de guía con más conocimiento de causa, cuando me tocaba acompañar a una cliente mía en su proceso de duelo para el examen práctico final. En efecto, otro aspecto integrativo del que me he beneficiado en el Máster fueron las prácticas como terapeuta que hicimos y sobre las que tuvimos que escribir informes detallados. De nuevo, el hecho de relacionar la práctica con la base teórica del AT y de la Gestalt después de cada sesión me ayudó mucho a integrar conceptos y ver su puesta en práctica. También la experiencia de trabajar en grupo y de ir desarrollando mis vínculos con otros compañeros, arropando y dejándome arropar, en los presenciales y en los trabajos compartidos fue importante e integrador para mí. Gracias al grupo aprendí más acerca de mi mismo, y sobre todo acerca de mi necesidad arcaica no satisfecha de pertenencia, que en gran medida sí se satisfacía en el entorno seguro de este grupo magnífico.

Como ya comenté arriba, algo que yo echaba de menos al acercarme al Máster eran referencias más explícitas a la teoría integral y/o a la espiritualidad. En este sentido la posibilidad de escribir mi tesina final acerca de “Espiritualidad y Psicoterapia” me ha resultado sumamente satisfactoria. Primero me muestra una predisposición del equipo de Galene a ser realmente integrativos, abriéndose a la posibilidad de integrar nuevos elementos en su marco teórico. Y luego la posibilidad de abordar esta temática también me ha resultado muy valioso a nivel personal, ya que así me obligaba a plasmar en palabras lo que ha sido el motor dual detrás de mi camino personal durante los últimos 15 años. En la tesina hablé de la leyenda del Rey Pescador y de su crisis de generatividad y aquí también siento que algo profundo se integra para mí, ahora que me acerco a los 50 años y empiezo a ver que realmente este es el momento para que yo empiece a ser más generativo, a compartir lo que sólo yo puedo compartir en el mundo. En este sentido, siento que el Máster ha supuesto para mí un rito de paso importante entre la heteronomía de los estudios programados y la autonomía emergente en un campo que tanto ha aportado en mi vida y en el que yo quiero empezar ahora a aportar cada vez más.

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